
El hecho de practicar un deporte, se trate de
montar en bicicleta para pasar el rato o de jugar a fútbol americano, puede
enseñar a los niños a ampliar sus límites, a desarrollar la deportividad y a
adquirir un sentido de la disciplina. Pero todo deporte lleva aparejado el
riesgo de lesionarse.
Conociendo las causas de las lesiones deportivas y
cómo prevenirlas, usted podrá contribuir a que la práctica deportiva sea una
experiencia positiva para su hijo.
¿Cuáles son las causas de las lesiones
deportivas infantiles?
Los niños son especialmente proclives a sufrir
lesiones deportivas por diversas razones. Los niños, sobre todo aquellos que
todavía no han cumplido 8 años, tienen peor coordinación motora y tiempos de
reacción más lentos que los adultos porque todavía están creciendo y
desarrollándose.
Además, los niños maduran a ritmos diferentes. A
menudo hay importantes diferencias de estatura y peso entre niños de la misma
edad. Y, cuando niños de distintas tallas juegan juntos, aumenta el riesgo de
lesión.
A medida que los niños van creciendo y se van
haciendo más fuertes, el riesgo de lesiones aumenta, en gran medida debido a su
mayor fuerza física. Por ejemplo, un choque entre dos jugadores de fútbol
americano de 8 años que pesan entre 30 y 32 Kg. no es tan fuerte como el choque
entre dos jugadores de 16 años, cada uno de los cuales puede pesar hasta 90 Kg.
Asimismo, los niños no perciben los riesgos de
determinadas actividades en la misma medida que los adultos, de modo que
tienden a correr más riesgos que los hacen más proclives a sufrir lesiones.
¿Cómo se pueden prevenir las lesiones
deportivas?
Usted puede ayudar a prevenir las lesiones
deportivas de su hijo siguiendo las siguientes recomendaciones:
Utilizar un equipo adecuado
Es importante que su hijo utilice equipo adecuado
con accesorios de proteccion que sean de su talla y le ajusten bien. Por
ejemplo, es una buena idea que su hijo lleve casco si juega a béisbol, monta en
bicicleta o juega a hockey. Los niños también deben llevar casco para patinar o
montar en monopatín o motocicleta. Para los deportes de raqueta y el
baloncesto, usted debería informarse sobre los distintos tipos de protectores
oculares, como las gafas irrompibles. Pregunte al entrenador o monitor de su
hijo sobre los cascos, zapatos, protectores bucales, protectores de la zona
inguinal y otros materiales de amortiguación que sería recomendable llevara su
hijo cuando practique determinados deportes.
El equipo protector debe estar aprobado por las
organizaciones que regulan cada práctica deportiva. Por ejemplo, las máscaras
protectoras para hockey deben estar aprobadas por el Hockey Equipment
Certification Council (HECC) o la Canadian Standards Association (CSA). Los
cascos de ciclista deben llevar una pegatina se seguridad certificada por la
Consumer Product Safety Commission (CPSC). Asimismo, todo el equipo debe estar
bien conservado a fin de que su buen estado garantice su eficacia. En Estados
Unidos, el National Operating Committee on Standards for Athletic Equipment
(NOCSAE) pone muchos de los estándares para cascos, para facemasks, y para
guardias de espinilla. Además de encontrar los estándares de NOSCAE, todo
equipo debe ser mantenido apropiadamente asegurar su eficacia con el tiempo.
Mantenimiento y adecuación de las
superficies donde se practica deporte
Compruebe que el terreno de juego no está lleno de
boquetes, agujeros, grietas o surcos que podrían hacer tropezar a los
jugadores. Cuando su hijo participe en deportes de alto impacto, como el
baloncesto o las carreras, es una buena idea que los practique en superficies
como las pistas de madera o parquet, mucho más agradecidas a la hora de las
caídas que otras superficies más duras, como el cemento.
Adecuada supervisión por parte de los
adultos y compromiso con la seguridad
Cualquier deporte de equipo o actividad deportiva
en que participe su hijo deberían ser supervisados por adultos calificados.
Seleccione ligas y equipos que estén tan comprometidos con la seguridad y la
prevención de lesiones como lo está usted.
El entrenador o monitor de su hijo debería tener
formación en primeros auxilios y técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP),
y su filosofía debería anteponer el bienestar de los deportistas al
rendimiento. Un entrenador con una actitud de “ganar a toda costa” puede
incitar a los niños a jugar arriesgándose a sufrir lesiones y no favorecer la
deportividad. Asegúrese de que el monitor de su hijo hace respetar las reglas
del juego y exige utilizar el equipo protector en todo momento.
Asimismo, asegúrese de que los niños se agrupan en
función de sus habilidades, su talla y su madurez física y emocional.
Preparación educada
Usted no mandaría a un niño que no sabe nadar a una
piscina, de modo que es importante no enviar a un niño a practicar un deporte
que no está preparado para practicar. Asegúrese de que su hijo sabe cómo se
practica determinado deporte antes de sacarlo a la pista.
Su hijo debería prepararse con las adecuadas
sesiones de calentamiento antes de practicar ningún deporte o de jugar ningún
partido. Esto ayudará a asegurarle la diversión y a reducir las probabilidades
de que se lesione.
Asimismo, su hijo debería beber abundante líquido y
se le debería permitir descansar durante las sesiones de entrenamiento o
partidos en que participe.
¿Cuáles son las lesiones deportivas más
frecuentes en la infancia?
A veces, a pesar de sus esfuerzos preventivos, su
hijo se lesionará mientras practica deporte. Los tres tipos de lesiones
deportivas más habituales en la población infantil son las lesiones agudas, las
lesiones por sobrecarga y las lesiones reincidentes.
Lesiones agudas
Las lesiones agudas son de carácter repentino y
generalmente se asocian a algún tipo de traumatismo. En los niños de menor
edad, las lesiones agudas engloban típicamente las moraduras de escasa
importancia, los esguinces y las distensiones. Los adolescentes son más
proclives a sufrir lesiones más graves, incluyendo fracturas de huesos y
roturas de ligamentos.
Las lesiones agudas más graves que pueden ocurrir
en la práctica deportiva, independientemente de la edad, incluyen: lesiones
oculares, incluyendo lesiones en la córnea, desprendimientos de retina y
hemorragias oculares; fracturas óseas y roturas de ligamentos; traumatismos
craneoencefálicos, incluyendo conmociones cerebrales, fracturas de cráneo,
hemorragias cerebrales y lesiones medulares.
Las lesiones agudas a menudo se deben al hecho de
no emplear un equipo adecuado o al empleo de equipos inadecuados. Por ejemplo,
sin la adecuada protección ocular, las lesiones en los ojos son sumamente
frecuentes en el baloncesto y los deportes de raqueta. Asimismo, muchos niños
se han roto la pierna o el tobillo jugando a béisbol al resbalar y chocar
contra bases fijas.
Lesiones por sobrecarga
Las lesiones por sobrecarga se producen a
consecuencia de acciones repetitivas que fuerzan o sobrecargan demasiado
determinados huesos y músculos. A pesar de que estas lesiones pueden ocurrir
tanto en niños como en adultos, son más problemáticas en los atletas infantiles
por el efecto que pueden tener sobre el crecimiento óseo. Cualquier niño que
practica deporte con regularidad puede desarrollar este tipo de lesiones,
aunque, cuanto más tiempo lleve practicándolo, más probabilidades habrá de que
sufra una lesión por sobrecarga.
Algunos de los tipos más frecuentes de lesiones por
sobrecarga son:
·
Dolor en la rodilla anterior: el dolor en la parte anterior de la rodilla
se sitúa justo debajo de la rótula. La rodilla está dolorida e inflamada debido
a una lesión del tendón o el cartílago. La causa suele ser la sobrecarga de los
tendones o del cuadriceps, que conforman los principales grupos musculares del
muslo.
·
Codo de “pitcher” de béisbol: el hecho de hacer repetidamente el acto de
lanzar a veces provoca dolor y molestias en el codo. En el codo de pitcher
puede verse afectada la capacidad de flexionar y extender el brazo, pero el
dolor suele aparecer inmediatamente después de realizar el lanzamiento. Los
pitcheres, o lanzadores de pelotas, a veces se quejan de pérdida de velocidad o
resistencia.
·
Hombro de nadador: el hombro de nadador es una inflamación del
hombro provocada por la repetición del movimiento de levantar el brazo por
encima de la cabeza para nadar o lanzar una pelota. El dolor empieza
típicamente de forma intermitente pero puede progresar a un dolor continuo en
la parte posterior del hombro.
·
Periostitis tibial: también conocida como “síndrome de estrés de
la tibia medial”, la periostitis tibial se caracteriza por el dolor y las
molestias en la parte delantera de las pantorrillas. A menudo está provocado
por correr repetidamente sobre una superficie dura o por entrenar excesivamente
al principio de la temporada de entrenamiento.
·
Espondilolisis: la espondololisis a menudo está provocada por
un traumatismo, flexión repetitiva, sobreextensión, torcimiento o compresión de
los músculos de la espalda. Puede provocar dolor lumbar persistente. Esta
lesión se ve más a menudo en los niños que practican los siguientes deportes:
fútbol, fútbol americano, levantamiento de pesas, gimnasia, lucha libre y
buceo.
Las lesiones por sobrecarga pueden estar provocadas o ser
agravadas por:
Los denominados “estirones”, o períodos de rápido
crecimiento, o los desequilibrios entre fuerza y flexibilidad.
Un calentamiento inadecuado.
Un exceso de actividad (por ejemplo, exceso en la
intensidad, duración o frecuencia de los entrenamientos o sesiones deportivas).
Practicar el mismo deporte a lo largo de todo el año o
diversos deportes durante la misma temporada.
Técnica inadecuada (por ejemplo, sobreextensión en un
pitcher).
Equipo inadecuado (por ejemplo, zapatillas deportivas que no
sujetan suficientemente los pies).
Lesiones recidivantes
Otro tipo de lesiones frecuentes en la práctica deportiva
son las lesiones recidivantes. Ocurren cuando un atleta vuelve a practicar
deporte antes de que una lesión previa esté lo suficientemente curada. Y un
atleta tiene mucho más riesgo de lesionarse si vuelve a hacer deporte antes de
estar completamente recuperado. Volver a practicar deporte antes de que una
lesión previa esté completamente curada sobrecarga la parte lesionada y fuerza
al cuerpo a compensar esa debilidad, lo que expone al atleta al riesgo de
volverse a lesionar la misma parte del cuerpo o de lesionarse otra parte.
Este tipo de lesiones se pueden evitar sencillamente dejando
que la lesión se cure por completo. Una vez el pediatra dé el visto bueno para
que su hijo vuelva a practicar deporte, asegúrese de que el niño hace el
calentamiento necesario antes de hacer ejercicio y finaliza la sesión con unos
minutos de enfriamiento. El esfuerzo repentino también puede provocar lesiones
reincidentes, de modo que, tras reponerse de una lesión, su hijo debería
empezar a hacer deporte gradualmente. ¡Explíquele que tomárselo con calma y
retomar la actividad física de forma gradual es mejor que volver al hospital!
¿Cómo
se tratan las lesiones deportivas?
El tratamiento de las lesiones deportivas varía
dependiendo del tipo de lesión.
En las lesiones agudas, muchos especialistas en
medicina deportiva suelen aplicar el enfoque de "más vale prevenir que
curar”. Si la lesión parece afectar a las funciones básicas del niño en
cualquier sentido -por ejemplo, el niño no pude flexionar un dedo cojea, o ha
sufrido un cambio de consciencia- se deberán aplicar las técnicas de primeros
auxilios inmediatamente. Seguidamente debería verlo un médico. Si la lesión
parece grave, es importante llevar al niño al servicio de Urgencias del
hospital más cercano.
En las lesiones por sobrecarga, la filosofía es
similar. Cuando un niño se empieza a quejar de dolor, hay que pensar que esa es
la forma que tiene el cuerpo de indicar que hay un problema. Lleve al niño al
pediatra para que lo explore e indique si es necesario que lo vea un
especialista en medicina deportiva. Lo más probable es que el pediatra puede
diagnosticar muchas de estas lesiones haciendo la historia clínica del
paciente, explorándolo y solicitando algunas pruebas rutinarias.
Es muy importante diagnosticar y tratar las
lesiones por sobrecarga para evitar que se conviertan en problemas crónicos más
graves. Es posible que el pediatra aconseje al niño modificar temporalmente o
eliminar determinada actividad para no forzar o sobrecargar determinadas partes
del cuerpo.
En algunos casos, el niño no podrá reanudar la
actividad deportiva sin arriesgarse a lesionarse más. Puesto que las lesiones
por sobrecarga se caracterizan por la existencia de inflamación, es posible que
el pediatra aconseje reposo, medicamentos para ayudar a reducir la inflamación
y fisioterapia (para recuperar la funcionalidad de la zona afectada). Una vez
totalmente recuperado, es posible que la técnica deportiva de su hijo o su
programa de entrenamiento deba adaptarse o modificarse para impedir que vuelva
a lesionarse.
Actualizado
y revisado por: Alfred
Atanda Jr., MD
Fecha de la revisión: noviembre de 2011
Revisado inicialmente por: Joseph A. Congeni, MD
Fecha de la revisión: noviembre de 2011
Revisado inicialmente por: Joseph A. Congeni, MD
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